Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

Voy a decir muy pocas en [3858] respuesta de otras que ha pronunciado el Sr. Ministro de la Gobernación.

Es verdad que S.S. me ofreció para el partido liberal participación en el Ayuntamiento que se proponía nombrar de Real orden; pero yo no quise aceptarla, porque creía que eso era sancionar una arbitrariedad, y así le dije a S.S., aconsejándole amistosamente "que no se aventurase por un camino tan peligroso, porque su atrevimiento le iba a traer muchos disgustos". Y en efecto, se los ha traído, como no podía menos de suceder, y como los traerá siempre todo lo que es violencia, y sobre todo cuando la violencia es innecesaria. Porque, ¿para qué la quería emplear S.S.?

Después de esto ha resultado que el último Ayuntamiento de Madrid era el mejor de cuantos ha habido en esta capital desde que en ella se conocen Ayuntamientos; escoja S.S. el Ayuntamiento que quiera, que vaya el Sr. Corbalán con el mismo escalpelo que ahora ha empleado a desmenuzar y descubrir todo lo que ha hecho la Corporación de que se trata, y si no resultan más cargos para el que S.S. crea el Mejor Ayuntamiento de Madrid, yo no sé qué ofrecerle a su señoría, pero le ofrezco reconocer a S.S. como el mejor Ministro de la Gobernación posible. (El Sr. Ministro de la Gobernación: No lo declare S.S., que me haría daño). No lo pensó S.S. cuando aceptó de mí el cargo de Ministro; verdad es que ya hace de esto algún tiempo; pero lo dicho, dicho está; y cuidado que en esto de juzgar a las Corporaciones populares tampoco hago excepción del Ayuntamiento de Yecla, que creo será muy entendido y muy honrado; pero si el señor Corbalán hiciera con el Ayuntamiento de Yecla lo que ha hecho con el último Ayuntamiento de Madrid, ¡qué de irregularidades encontraría, y cuántas y más grandes no serían que las irregularidades que ha encontrado en el de Madrid!

No; no ha habido Ayuntamiento en España del cual no se pueda decir lo que se dice del último Ayuntamiento de Madrid. Por eso me pareció una gran arbitrariedad lo que el Sr. Romero Robledo me propuso, y no quise asentir a ella, porque hubiera sido tanto como sancionarla; y yo declaré desde luego a S.S. que eso, por lo injusto, por lo inmotivado y por lo innecesario, se tendría que combatir fuertemente por todos los partidos. Su señoría no quiso oír el consejo del amigo: ¡ya veremos los males que os trae el atentado contra el Ayuntamiento de Madrid si persistís en vuestra conducta, porque todavía no lo habéis pensado bien!

Pues bien; como protesta contra esto, que era innecesario y violento, cuando S.S. tenía la solución natural por medio de la ley a los pocos días; como protesta contra todo lo que viene sucediendo en una gran parte de las provincias de España, y en los pueblos importantes como en los más pequeños, en los que poco antes de llegar las elecciones empieza su señoría por echar abajo a los Ayuntamientos; como protesta contra el descaro con que se viene aquí a sostener y defender esos atropellos de la ley, esa violación de la vida municipal, se ha formado la coalición.

Nadie del Gobierno, y menos S.S., tiene derecho a extrañarse de este resultado, de su funesta marcha; yo se lo predigo lealmente. Y como se trata con la coalición de protestar contra los actos verdaderamente políticos de S.S., que quiere convertir la vida municipal en instrumento político del Gobierno, claro es que no podemos ni debemos protestar sino con personas que tengan gran significación política; y esto, y no lo que S.S. quiere, es lo que significa el que nosotros figuremos en las candidaturas y no estén en ellas algunos de los concejales que pertenecen al Ayuntamiento de Madrid suspendido el mes pasado. Si esto no ocurrirá, ¿qué inconveniente podía haber, en que si después de todo resulta que estos concejales no han hecho otra cosa que lo que hicieron los más honrados y mejores concejales que jamás hubo? Esto no tiene hoy por hoy otra significación, que es inútil que S.S. pretenda dársela.

Yo no sé si será un bien para S.S. el que venza a la coalición; entonces S.S. dirá: ¡si yo tendré fuerza cuando venzo a la coalición! Pero ganará poco el partido a que S.S. pertenece, y ganarán menos las instituciones, y el país no se convencerá de que por medios legítimos hayan sido vencidos, si yo no, que no tengo importancia ni significación, sí otros candidatos nuestros, por los que ha presentado el Sr. Ministro de la Gobernación, que son candidatos exclusivamente de S.S. No, no se lo haréis creer a nadie, y si alguno lo cree, le declaro desde aquí y ex cathedra inocente hasta lo increíble. [3859]